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DEVOCIONAL SEMANAL 8
IGLESIA DISCÍPULOS DE JESÚS.
Mateo 28:19-20
“NO LE DIGAS A DIOS QUE GUIE TUS PASOS SI TÚ NO
ESTÁS DISPUESTO A DARLOS”
LUNES
Pensamientos de Dios
¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son
tus pensamientos.
SALMO 92.5
Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, y
ni siquiera son como los nuestros. No estamos ni
remotamente cerca. Pensamos: Preserva el cuerpo. Él piensa:
Salva el alma. Evitamos el dolor y
buscamos la paz. Dios usa el dolor para traer paz. «Voy a
vivir la vida antes que muera», decidimos. Muere y podrás
vivir, nos instruye Él. Nos encanta lo que se oxida. A Él le
encanta lo que perdura. Nos regocijamos en nuestros éxitos.
Él se regocija con nuestras confesiones. Mostramos a
nuestros hijos la mejor ropa del mundo con
una sonrisa de un millón de dólares y le decimos: «Sé como
Mike Jordan». Dios nos señala al carpintero crucificado con
labios ensangrentados y el costado traspasado y nos dice: «Sé
como Cristo».
La Gran Casa de Dios
Max Lucado
MARTES
Una Afirmación Celestial
Seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e
hijas, dice el Señor Todopoderoso.
2 CORINTIOS 6.18
Cada uno de nosotros sueña con que nuestra familia sea una
familia ideal, con que nuestros mejores amigos sean los de
nuestra propia sangre. Jesús no tuvo esas expectativas.
Observa cómo definió a su familia: «Todo aquel que hace la
voluntad de Dios, ése es mi hermano,
y mi hermana y mi madre» Marcos 3.35).
Cuando los hermanos de Jesús no compartieron sus
convicciones, no trató de forzarlos a que lo hicieran.
Reconoció que su familia espiritual podría ofrecerle lo que
no podía ofrecerle su familia física.
No podemos controlar el modo en que nuestra familia
reacciona hacia nosotros. En lo que respecta a la conducta de
otros para con nosotros, nuestras manos están atadas.
Debemos superar las expectativas ingenuas de que si
obramos bien, la gente nos tratará como corresponde. Lo
cierto es que tal vez lo hagan, pero siempre está la
posibilidad de que no. No tenemos control alguno sobre
cómo la gente va a reaccionar ante nosotros.
Permite que Dios te dé lo que tu familia no te proporcionará.
Si tu padre terrenal no te apoya, permite que tu Padre
celestial tome su lugar.
Y no te desanimes. Dios todavía cambia a las familias.
Todavía Remueve Piedras
Max Lucado
MIÉRCOLES
No Hay Preocupaciones en el Cielo
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá
muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor.
APOCALIPSIS 21.4
¿Qué has hecho hoy para evadir la muerte? Probablemente
mucho. Has tomado píldoras, has hecho ejercicio, has evitado
los dulces y has seguido cuidándote de las grasas. ¿Por qué?
¿Por qué tanto esfuerzo? Porque quieres mantenerte vivo. En el
cielo no existirán preocupaciones como esta.
En realidad, no volverás a tener preocupaciones. Algunas madres
se preocupan si sus hijos se lastiman. En el cielo no tendrán que
preocuparte. En el cielo no sentiremos dolor. Algunos se
preocupan por el envejecimiento. Pero en el cielo no será así,
pues allí nuestra fuerza no menguará.
No somos hechos de acero, sino de polvo. Y esta vida no se
corona con vida, sino con muerte.
La próxima vida, sin embargo, es diferente. Jesús instó a los
cristianos de Esmirna a ser fieles hasta la muerte, «y yo te daré la
corona de la vida» (Apocalipsis 2.10).
Cuando Cristo Venga
Max Lucado
JUEVES
La Oración Como Recordatorio
La oración eficaz del justo puede mucho.
SANTIAGO 5.16
La oración es el reconocimiento de que si Dios no se hubiese
envuelto en nuestros problemas, aún estaríamos perdidos en
las tinieblas. Es por su misericordia que hemos sido
levantados. La oración es todo el proceso que nos recuerda
quién es Dios y quiénes somos nosotros.
Yo tengo la certeza de que en la oración hay un gran poder.
Creo que Dios sana al herido, y levanta al que está muerto.
Pero no creo que nos corresponda decirle a Dios lo que tiene
que hacer ni cuándo debe hacerlo.
Dios sabe que, con nuestra limitada visión, ni siquiera
sabemos por qué debemos orar. Cuando le encomendamos
nuestras peticiones, confiamos en que honrará nuestras
oraciones con su santo criterio.
Caminata con el Salvador
Max Lucado
VIERNES
Gracia Sobre Gracia
He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
FILIPENSES 4.11
Pruébate con esta pregunta: ¿Qué si el único regalo que Dios da
fuera su gracia para salvarnos? ¿Te contentarías? Le suplicarías
que salve la vida de tu hijo. Le rogarías que mantenga tu negocio
a flote. Le implorarías que elimine el cáncer de tu cuerpo. Qué
tal si su respuesta es: «Bástate mi gracia». ¿Te quedarías
contento?
Es que desde la perspectiva del cielo, la gracia es suficiente. Si
Dios no hace otra cosa que salvarnos del infierno, ¿puede
alguien quejarse? Después de darnos la vida eterna, ¿nos
atrevemos a refunfuñar por un cuerpo adolorido? Después de
darnos las riquezas celestiales, ¿nos atrevemos a lamentar la
pobreza terrenal?
Si tienes ojos para leer estas palabras, manos para sostener este
libro, medios para comprar este tomo, ya tienes gracia sobre
gracia.
En Manos de la Gracia
Max Lucado
SÁBADO
Ataviada Como una Novia
El que tiene la esposa es el esposo.
JUAN 3.29
La descripción que hace Juan del futuro en el libro de
Apocalipsis te deja sin aliento. Su descripción de la batalla final
es gráfica. El bien choca con el mal. Lo sagrado se enfrenta a lo
pecaminoso. Las páginas braman con chillidos de dragones y
humean a causa de los carbones de las fosas ardientes. Pero en
medio del campo de batalla hay una rosa. Juan la describe en el
capítulo 21. Yo vi la Santa Ciudad de Jerusalén descender del
cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su
marido. En este encuentro final en la cumbre, Dios levanta el
telón y permite al guerrero echarle un vistazo a la patria. Cuando
se le encomienda la tarea de poner por escrito lo que ve, Juan
escoge la comparación más hermosa que la tierra puede ofrecer.
La Ciudad Santa, dice Juan, es como «una esposa bellamente
ataviada para su marido».
Aplauso del Cielo
Max Lucado
DOMINGO
Sencillamente Ora
¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está
alguno alegre? Cante alabanzas.
SANTIAGO 5.13
¿Quieres saber cómo profundizar tu vida de oración? Ora. No
hagas preparativos para orar. Sencillamente ora. No leas acerca
de la oración. Sencillamente ora. No asistas a una conferencia
sobre la oración ni participes en discusiones sobre la oración.
Sencillamente ora.
La postura, el tono o el lugar son cuestiones personales. Escoge
la forma que te conviene. Pero no pienses mucho en eso. No te
preocupes tanto por la envoltura del regalo que no llegues a
entregarlo. Es preferible que ores torpemente a que no ores.
Y si piensas que solamente debes orar cuando estás inspirado,
está bien. Pero procura estar inspirado todos los días.
Cuando Dios Susurra Tu Nombre
Max Lucado
REFLEXIÓN: ADÓRALE Y AGRADÉCELE
Adorarle por lo que El es. Adorarle por su poder sobrenatural y por su
misericordia incondicional para contigo.
Sumérgete en un tiempo de adoración y agradecimiento al Dios Eterno. Dedica
tiempo para ello. No le pidas nada en esta ocasión, solamente adórale y
agradécele por lo que ha hecho contigo pese a tu condición.
Cada día que inicies de este año, has de ponerte bajo las órdenes incondicionales
de Dios, para que sea él quien se encargue de mostrarte Qué es lo que has de
hacer y la forma cómo proceder.
Verás como todas las circunstancias se irán moviendo de manera asombrosa, todo
tan admirablemente sincronizado, que no te quedará duda que es Dios detrás de
tus acciones.
Avanza hacia adelante, sin mirar atrás. No añores las sendas que ya recorriste y
que no dejaron nada productivo en tu vida.
Tú ahora has pasado por un nuevo umbral que promete ser diferente.
No quiero que termines de leer esta reflexión, sin que antes leas la siguiente
síntesis en forma de paráfrasis tomada de Isaías 41, en la que Dios mismo te dirá
las siguientes palabras:
Tu… a quién yo escogí. Yo mismo te tome de donde estabas
Yo mismo te llame y no te deseché. No tengas miedo, porque yo estoy contigo.
No desmayes, porque yo soy tú Dios que Esfuerzo.
Siempre te ayudaré y te sustentaré; no porque lo merezcas, sino por mi
misericordia para contigo.
Nadie podrá contra ti porque tendrás todo mi respaldo. Yo soy tú Dios quien te
sostiene de tu mano derecha y te digo! No tengas Miedo! No tengas miedo! Yo
soy tu socorro.
Yo soy tu ayuda inmediata para cualquier percance que enfrentes en el camino.
Soy yo quien te ha puesto como un canal de bendición y restauración para las
personas a quien te envío. Verás como mi poder fluirá por tu medio, para que
muchos vean, conozcan, adviertan y entiendan que es mi mano la que hace todo
esto. Cree con tu corazón estas palabras que Dios te confirma hoy en esta fecha
tan significativa para ti…
Enviado por José Alfredo Lievano.
Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de
alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Salmo 100:4.
¡Él hace añicos las puertas de bronce y rompe en mil pedazos las barras de hierro!
Salmo 107:16.
Reflexiones Renuevo Plenitud.
REFLEXIÓN: TOCANDO A OTROS A PESAR DE…
Mi corazón estaba más cargado de lo que jamás pensé podría estarlo. Estaba
sentado en la sala de espera de la Unidad de Cuidados Intensivos a las 3:00 de la
mañana, después de que mi hijo se viese involucrado en un accidente
automovilístico. Él luchaba por su vida. Su hija, mi única nieta, trágicamente
había perecido en el accidente. Mis pensamientos, temores y dolor no me dejaban
conciliar el sueño.
Mientras estaba sentado allí, preguntándole a Dios por qué, Él me reveló Su
gracia y paz. Allí se hallaba un hombre que más tarde descubrí había luchado
contra un cáncer por 7 años, perdido a su esposa por el cáncer, y que tenía a su
propio hijo en coma en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Sin embargo, este hombre se acercó a mi esposa y a mí y nos preguntó si
necesitábamos una sábana o almohada.
El hospital en Fort Worth, Texas le permitía a la gente literalmente "acampar" en
la sala de espera de la Unidad de Cuidados Intensivos, y ya que éramos los
nuevos en la manzana, no estábamos al tanto de esos detalles. Este hombre, quien
todavía llevaba una enorme carga, se estiró y puso su fe en acción, aún en medio
de su propia desesperación.
Dios me mostró, a través del simple acto de bondad de este hombre, que Él se
basta para sacarnos adelante de cualquier situación. Mi hijo sobrevivió y
enterramos a nuestra nietecita de un año.
En medio de todo eso, he visto a Dios manifestarse y ofrecernos esperanza, aún en
nuestra hora más oscura. Este simple acto de bondad me demostró que Dios
puede obrar a través nuestro, aún cuando nuestras cargas nos tengan contra el
piso.
Eddie Gallagher, oriundo de Texas
Fuente: www.AsAManThinketh.net
Y se nos olvida que otros luchan más que nosotros, sufren más que nosotros y
podrían llorar más que nosotros y sin embargo no retroceden si se encasillan, sino
que han entendido la bendición de tocar a otro aún con gestos y detalles pequeños
que podrían cambiar el rumbo de la vida.
Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad
que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ruth 3:10
Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia
por amor de Jonatán? 2 Sam 9:1
Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis
llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis
amonestaros los unos a los otros. Rom 15:14
Reflexiones Renuevo Plenitud.
TEMA
CARTA DE UN PASTOR QUE SIENTE SEQUIA ESPIRITUAL.
Muy apreciado y siempre recordado pastor
Con gran alegría, y no sin cierta preocupación, he leído la carta que ha
llegado a mis manos la pasada semana. Había estado deseando tener
noticias suyas y por fin mi deseo ha sido cumplido para terminar, en
parte, con esa profunda preocupación que siempre me produce su
ministerio.
Según percibo de lo que se desprende de sus comentarios, usted concibe
la vida de un pastor como algo totalmente diferente a la vida de otros
cristianos; y eso me preocupó en cierta medida por la salud de su servicio
al Señor. La vida de un ministro del altar no es del todo diferente a la
vida de otros hombres de fe. Es cierto que debemos enfrentar mayores
desafíos y que tenemos mayores responsabilidades, pero ni el peso de los
primeros ni las preocupaciones que engendran las segundas nos eximen
de las vivencias áridas y estériles que muchas veces tiene que
experimentar todo hijo de Dios. Por eso, el ser renovados constantemente
es un mandato para todos los que creemos en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, incluyéndonos los pastores; y eso, aun cuando muchas veces
ni las circunstancias, ni las más íntimas fibras espirituales parecieran
sernos favorables para la consecución de tal fin.
Me ha escrito usted algunos comentarios relacionados con mi última carta
y me alegra saber que esta le ha resultado beneficiosa. La alegría que me
produce esa noticia ahoga, en cierta manera, la inquietud que me produjo
leer acerca de esa “Muy profunda esterilidad ministerial” de la cual me
habla en su último escrito.
Aunque, a decir verdad, esperaba que me escribiera usted algún día sobre
ese aspecto. No conozco ningún cristiano, incluyendo a los líderes y a los
ministros, que alguna vez no haya experimentado un profundo sentido de
sequía espiritual y esterilidad en su ministerio.
Todo verdadero hombre de Dios ha expresado alguna vez las mismas
frases que me ha escrito usted:
“Tantas veces le he pedido perdón al Señor pues sé que no estoy llevando
ante su altar el fruto que de mí espera… Él ha visto mi esfuerzo y mi
dedicación y, sin embargo, ha visto también el fracaso que ha seguido a
mis esfuerzos… Me siento vacío, estéril… ¡Si Él me renovara! ¡Si Él me
hiciera reverdecer!
Al leer esas líneas, nuevamente he llegado a la conclusión de que pude,
perfectamente, haber firmado esa carta suscribiendo así cada uno de sus
pensamientos, cada sentido de sequía y esterilidad, y cada deseo de
reverdecimiento y de renovación que hay en su corazón.
Es por eso que decidí responderle escribiéndole acerca de un episodio
bíblico que ha sido como un bálsamo para mi corazón herido cada vez
que me he visto envuelto en semejantes circunstancias.
Trate de recordar ahora un poco la vida de Aarón. No es cosa difícil la
que le pido. Al hacerlo, casi todos evocamos la figura de ese
extraordinario hombre de Dios, sirviendo de intérprete a su hermano
Moisés, hablando a Faraón y diciéndole que dejara libre al pueblo de
Israel, o echando su vara delante de Faraón y de sus siervos mientras esta
se convertía en una serpiente, o levantando las manos de su hermano
Moisés mientras este oraba en la cumbre de un monte.
Tal vez también recordemos sus momentos menos radiantes; como
aquella ocasión cuando al notar que su hermano tardaba en descender del
monte en medio del cual Dios le hablaba, aceptó la propuesta de un
pueblo inclinado al mal que le pidió que les fabricara dioses que fueran
delante de ellos. E inevitablemente recordamos que de no haber sido por
la intercesión de Moisés, Dios le habría destruido.
Por eso quiero escribirle acerca de ese hombre; porque su vida esta tejida
con hilos blancos y con hilos negros, con hilos de oro y con hilos de
barro. Es tan real, tan cercano a nosotros. Su vida se encuentra tan lejos
de esa falsa “perfección” que quieren aparentar muchos líderes
modernos. Es tan espiritual y tan humano, tan santo y tan lleno de
equivocaciones, que su vida nos seduce, nos atrae, nos arrastra como un
río, hacia un mar de inspiración, de consuelo y de aliento.
¿Recuerda usted la actitud de Coré, Datán, Abiram y On contra este
hombre? En Números 16:3, la Biblia lo expresa así:
“Y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los
hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones
de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta
ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en
medio de ellos está Jehová; ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la
congregación de Jehová?”
Aarón fue un hombre desestimado. Coré, Datán, Abiram y On, así como
aquellos que le seguían, no apreciaron los sanos propósitos de su corazón.
Realmente no eran suyos, eran los propósitos de Dios. Aarón
solamente los interpretaba, los asumía, los aceptaba. No fue suya la idea
de ser un líder en medio de su pueblo, sino de Dios cuando dijo a Moisés:
“Mira, yo te he constituido dios para faraón, y tu hermano Aarón será tu
profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano
hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel”.
(Éxodo 7:1-2).
Por eso, Aarón asumió esa posición y realizó esa misión. Fue una misión
impuesta por Dios. Por eso, Aarón no sólo asumió y aceptó esos
propósitos en su vida, sino que se presentó con ellos delante de toda una
nación y los defendió. Eso fue lo que nunca entendieron sus adversarios.
Lo juzgaron mal; lo desestimaron, lo deshonraron delante de todos.
Aarón fue un hombre desestimado. En opinión de muchos, otros tenían
gran valor, Aarón no. Él tenía la Palabra de Dios, el deseo de Dios, la
voluntad de Dios, el propósito de Dios. El pueblo, sin embargo, lo
desestimó.
¿Recuerda usted, hermano, cómo reaccionó Aarón? Déjeme recordarle:
bajo la más completa indefensión. No alzo su voz, no trató de aclarar
nada, no levantó su mano, no discutió, no argumentó. Su hermano
menor, viendo tal situación, dijo a sus detractores:
“… Pues Aarón, ¿Qué es, para que contra él murmuréis? (Números
16:11).
Y después, volviendo el pueblo a levantarse en contra de Moisés y en
contra de Aarón, la gloria del Señor descendió sobre Su tabernáculo y
dijo Dios:
“Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un
momento”. (Números 16:45).
¿Recuerda lo que sucedió entonces? Moisés y Aarón se postraron sobre
sus rostros. Y Moisés le dijo a Aarón:
“Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso,
y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor
ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado”.
(Números 16:46).
Y entonces vemos a este hombre humilde y desestimado ejerciendo un
ministerio sublime y lleno de gloria. Quizás pocas veces en la Biblia se
menciona algo parecido a lo que este hombre hizo en esta oportunidad.
Me parece verlo con su humilde figura y el incensario en su mano
derecha avanzar en medio de las sombras de la muerte. Creo ver la luz de
su incensario y el blanco humo que sube de él para apaciguar la ira de
Dios.
Le veo llorar al ver morir a su pueblo, ese pueblo que le ha humillado,
desestimado y ofendido. Casi puedo escuchar su voz como un gemir
delante de Dios intercediendo por la nación.
Él, que no era digno según ellos, era el único que podía interceder por
ellos ante Dios. A veces grita, al tiempo que agita su mano,
desesperadamente, esparciendo el santo humo que puede salvar a sus
enemigos. A veces, impresionado al ver tantos muertos juntos, a su
alrededor, inclina su rostro y ora. Y entonces, lentamente, la muerte
comienza a alejarse de él y de su pueblo. A la distancia, el furor parece
despedirse definitivamente y él queda sólo entre los suyos. Baja el
incensario, se deja caer, exhausto, sobre la tierra. No escucha a nadie, no
escucha los gemidos de los que han quedado vivos para enterrar a sus
muertos, no escucha el llanto y los gritos de dolor y quebrantamiento.
Sólo sabe que en verdad Dios le ha escogido. Sólo sabe que él es el
sacerdote escogido por Dios.
En la próxima oportunidad seguiremos platicando sobre esta en la
Segunda Parte.
Afectuosamente, su amigo,
José Ramón Frontado.
COMENTARIO DEL TEMA:
Aunque la carta es dirigida a un pastor estoy seguro que también aplica a
la mayoría de nuestras vidas, esto lo dice desde el principio que todos
pasamos, estamos pasando o pasaremos lo que nosotros llamamos sequia
espiritual.

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